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Cada día y cada medio de comunicación, nos muestra de manera reiterativa noticias donde se reclama seguridad y protección para la mujer. Realmente es una obligación de cualquier Estado ofrecer la protección necesaria a sus ciudadanos y de cualquier Sociedad velar por la seguridad física y mental del hombre y la mujer.
Sin embargo, otra fórmula es necesaria para que la mujer pueda habitar en un mundo seguro: Comenzar por ella misma creando la deseada seguridad en su mundo interior.
Dicha afirmación responde a una premisa básica que constato en mi propia experiencia de vida y cada día en mi profesión, en esas distancias cortas que suponen las conversaciones íntimas con mujeres (Mis heroínas), esta premisa es COMENZAR A CREAR DENTRO DE UNA MISMA TODO AQUELLO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO.
Ningún mundo ha sido creado sin haber sido pensado, sentido y vivido por su propio creador”.
¿Cómo podríamos conseguir dentro de nosotras ese mundo seguro y ese gran cambio que reclamamos a diario en nuestra sociedad?
Hoy se habla tanto de la mujer, circula tanta información, se opina tanto, que hasta podemos decir que la mujer “esta de moda” (con el consiguiente negocio que ello puede suponer), y lo vemos hasta tal punto que parece que la propia palabra MUJER se está vaciando de contenido o al menos empieza a perder su significado mas profundo.
Por ello es necesario que sea ella quien se defina de una manera mas consciente y tenga una visión clara de quien es y quien quiere ser, porque como decía José Saramago “Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos”.
En un mundo donde el cambio y la transformación son constante se necesita re-significar el concepto de mujer: Hemos vivido muchos siglos con el mensaje de que otra persona podía o debía de cuidar de nosotras, lo traemos en nuestras células, sin embargo hoy comenzamos a pensar y con ello a sentir que tenemos la oportunidad de sustentarnos no solo en un plano económico, sino también en uno emocional y convertirnos de esa manera en una persona plena,
Aún tenemos que vencer muchas barreras impuestas desde fuera pero otras debido a nuestra naturaleza dual, nos la imponemos nosotras mismas, solo hay que hacer un rápido recorrido para observar como la mujer actúa a veces contra su propia seguridad, se vuelve contra sí misma.
Y como todo siempre se debe de comenzar por lo mas simple, por lo mas concreto, nuestra biología, amar nuestro físico, cuántas veces renegamos de el, cuantas nos miramos al espejo y nos reprochamos, no somos capaces ni siquiera de sentirnos seguras en lo mas objetivo de la vida, nuestro cuerpo.
Nos castigamos pasando hambre, contradiciéndonos, rechazamos nuestros pechos, nuestras piernas, nuestro vientre, nuestra piel… nos hablamos desde ese lugar, desde la más alta de las exigencias: solo si es perfecto sentiremos la seguridad anhelada.
También nos ocurre en otras dimensiones, entre ellas la emocional. Lo emocional, aunque en la historia ha sido habitualmente rechazado, hemos sido las mujeres las que implícitamente nos encargábamos en las familias de sustentar las emociones de todos, sin embargo cuando se trata de nosotras mismas nos cuesta mucho sentirnos, somos ambivalentes, nos cuesta escucharnos, reconocernos y atender nuestras necesidades.
El convivir con culpas, auto-juicios, miedos y sobre todo con grandes expectativas y exigencias vuelve a quebrar nuestra propia seguridad.
Es una tarea pendiente entender nuestras emociones para respetar y atender nuestras demandas, pero también es una responsabilidad entender las emociones de otras mujeres, comenzando por las nuestras, las de nuestro linaje, respetar a nuestra madre por lo que fue y nos dio y por lo que le tocó vivir; respetar a nuestras hijas entendiendo sus miedos, cuidar y perdonar a nuestras amigas de vida, aprender a tener una mirada apreciativo con nuestras superioras, y buscar a mujeres líderes que nos inspiren. El apoyo emocional entre nosotras es una forma asociativa de sentirnos seguras y conectadas.
Pero también tenemos que aprender otra gran lección, la de seguir nuestros sueños para convertirnos en lo que nuestro corazón nos llama a ser. Aprender a crear por una misma ya que nadie lo hará por nosotras. La mujer en muchas ocasiones esperamos…, esperamos de otros…, sin embargo hoy mas que nunca necesitamos abandonar esa postura de espera y actuar con determinación, hoy necesitamos abandonar ese miedo que arrastramos todas, ese miedo a no ser querida si somos lo que queremos ser.
Ser mujer es un proceso personal e individual, en el que hace falta ser valientes para hacernos respetar, un proceso en el que tenemos que velar por nosotras mismas, respetar nuestro cuerpo, nuestras emociones y comprometernos con nuestros propios sueños.
Ser mujer es convertirnos en un ser pleno e independiente hacernos cargo de nuestra economía y nuestro sustento emocional, pero también es mirar con ternura nuestro cuerpo, abrazar a un hijo, sentir cada emoción que nos moviliza, es danzar al son de una música, es contribuir desde la belleza y armonía a una sociedad mejor, es ser ternura y mostrar flexibilidad, ser paciente para hacer realidad un sueño … ser mujer es crear y trabajar cada día en nuestro futuro y nuestra seguridad, pero siempre comenzando por desarrollar la seguridad en nosotras mismas.
María José Villalba Muñoz
Psicóloga y Coach Personal y Ejecutivo. Especializada en auto-conocimiento, gestión del cambio y liderazgo.
Acompaña a mujeres, profesionales, emprendedores y directivos en sus procesos personales y desarrolla para empresas proyectos de liderazgo consciente.