De repente una tarde, viernes 13 llego del trabajo a casa y todo ha cambiado….se declara el estado de alarma ese fin de semana y nos vemos en cuarentena… todos conocemos la palabra pero, ¿sabemos qué es ?, ahora no podré salir….de la noche a la mañana…y mira que ya estábamos hablando del Covid 19 hacía unas semanas, pero parece que se nos vino de golpe todo encima…..
Soy sanitaria, pero al ser mi especialidad la oftalmología y, afortunadamente vivir en una ciudad donde la contención de la enfermedad se ha logrado a tiempo y no se han desbordado las unidades hospitalarias que tratan directamente a estos pacientes, yo no he tenido que estar en primera línea. Y que conste que no me siento afortunada por no haberlo hecho, sino porque no haya tenido que hacer falta. Me planteé apuntarme a los equipos de voluntarios, pero decidí anteponer el bienestar de mi hijo y de mi familia mientras viera que la situación estuviera controlada ayudando en todo lo que fuera posible en mi campo. Por supuesto hubiera acudido a la primera llamada de necesidad.
Los primeros días mi cabeza era una olla a presión, quería hacer de todo en estos días, incluso hice un video en el que animaba a aprovechar el tiempo empleándolos en las cosas que nunca nos da tiempo … esa fue mi intención pero la realidad volvía a ser distinta de lo que una se imaginaba. No hice nada de lo que creía haría, y me hubiera gustado pero la vida es así… soy bastante soñadora y siempre quiero abarcar más de lo que puedo…pero aun así me da para bastante,…
Salir de la rueda de la hiperactividad nos es fácil para quien se montó hace años en ella, vivir con calma, parar y respirar hondo… me ha costado…pero poco a poco creo que algo va cambiando en mi interior.
No puedo decir que estas semanas haya perdido el tiempo, de hecho un poquito me hubiera gustado hacerlo, tener sensación de descanso, aunque fuera mental, … pero desde el primer día no han parado de surgir nuevas oportunidades… es curioso como en este clima de desasosiego general y de preocupación, se puede llegar a sentir que no se da abasto para atender tantos frentes. Y preocupada, como todo el mundo. Soy humana, a veces demasiado, diría yo.
Profesionalmente se cierran literalmente algunas puertas ( transitoriamente ) para abrirse otras, que por otro lado, creo han llegado para quedarse. De la consulta tradicional saltamos de golpe a la telemedicina y las videollamadas con pacientes . Todo un mundo por explorar y con una respuesta de gratitud por los pacientes… cómo nos adaptamos cuando la necesidad nos lleva a ello, en ese momento no hace falta más que eso, necesidad y motivación. Entre consultas diferentes proyectos: redes sociales, videos, webinares ( cursos, charlas, sesiones ) on line…mi colectivo más conectado que nunca, nunca lo había percibido así… todos a una, apoyándonos y tratando de dar tranquilidad a nuestros pacientes. Una o dos veces por semana voy al hospital. La ciudad da miedo. Tener que protegerte tanto da inseguridad. Voy en mi moto sin cruzarme con ninguna más y paro en los semáforos con la sensación de que estoy viviendo una película, ¿ dónde están todos?y de repente en un control tienes que justificar tu salida buscando el documento que acredita que voy al trabajo,… cuándo nos hubiéramos imaginado algo así… El hospital parece otro…siempre abarrotado, enfermos que van, que esperan , que vienen, y ahora apenas tenemos pacientes, solo los más graves o los que desafían al miedo y acuden a su cita. La distancia cercana incomoda más que nunca, lo que hayas podido tocar, la empatía se complica, es difícil , me costará acostumbrarme… No sé cómo podremos operar así… lo haremos… porque mis cirugías se han interrumpido por completo en este periodo, pero en breve se reanudarán, la vida sigue, tiene que seguir,…. Al entrar en la consulta nos ponemos pijama quirúrgico , aunque esta semana no había ninguno… mis guantes, mi gorro, unas gafas de protección y la maldita/bendita mascarilla, con la que cuesta respirar e incluso ver …. Cuando acabo , de vuelta a casa y directa a la ducha, con miedo de transportar virus, a pesar de todo .…
El resto de las jornadas en cuarentena se reparten entre las tareas del hogar, con las que me reencontré después de años, con horas de organización maternal y ratos de deporte …para el ocio nos queda poco, pero algo encontramos…
Durante este tiempo he procurado estar informada , tratando de no dejarme llevar por el miedo y siguiendo mi sentido común. No se puede estar ajena al sufrimiento de miles de personas en nuestro país, y en el mundo, ni de tantas muertes .A todos nos ha tocado esta enfermedad en mayor o menor medida, más o menos lejos o cerca.
Por otro lado, trato de vivir este momento como una oportunidad para el cambio , lo quiero ver así. Soy consciente de que vendrán tiempos duros pero afrontados de frente nos podremos reinventar. Nuestros trabajos cambiarán, la forma de relacionarnos, de divertirnos, de hacer deporte… de vivir… cambia nuestro entorno, cambiamos nosotros, cambian las enfermedades, cambia la medicina…evolución al fin y al cabo. Amanece una nueva era tras esta parada transitoria del mundo. Aceptémosla, vivámosla.
Margarita Cabanás.